jueves, 19 de marzo de 2009

II Capitulo - Presentación del Doctor Juan Carlos Upegui

Aqui va la presentación del segundo capitulo que nos expondra hoy en la tercera reunión el Doctor Juan Carlos Upegui.

WITTGENSTEIN Y LA TEORÍA DEL DERECHO.
MARIBEL NARVÁEZ MORA.

Presentación para la sesión del jueves 19 de marzo de 2009
Por: Juan Carlos Upegui Mejía


CAPÍTULO II
INVESTIGACIONES FILOSÓFICAS.
UNA CONCEPCIÓN COMPRENSIVA DEL LENGUAJE.


En este capítulo, la autora intenta una descripción comprensiva de las ideas principales de las Investigaciones filosóficas. Se aventura la hipótesis de que no existe ruptura (entendida como negación o como contradicción en sentido fuerte) con las ideas principales del Tractatus lógico philosophicus. Esta línea de pensamiento se desarrolla al sostener que, sólo a partir del hecho de haber agotado las posibilidades de una noción descriptiva del lenguaje (soportada en los tres elementos revisados la sesión anterior: la idea de la estructura lógica común entre el lenguaje y la realidad, una teoría pictórica del significado de tendencia esencialista, y la exaltación de la concepción veritativo-funcional del lenguaje proposicional), solo en esa medida, era posible abrir el abanico de posibilidades de comprensión del lenguaje (y de sus posibles conexiones con el mundo).

No obstante, hay un acuerdo mínimo entre quienes sostienen que una y otra obra obedecen a pretensiones filosóficas diferentes, y que no hay como tal una continuidad (evidente o aparente) entre ellas. El punto de quiebre, la inflexión de una obra a otra, relata la autora, sucede a partir de la inquietud que genera un acto del todo insólito. Nadie sabe cuando un filósofo resultará por descubrir un mundo. El hecho insólito sucede a partir de la pregunta por el carácter significativo de un gesto insultante. No hay duda de que el gesto como tal tiene un sentido y un significado más o menos determinado. La cuestión aquí era la de las posibilidades de mostrar la forma lógica del insulto, y en últimas develar ese nexo misterioso que lo une (que une al mundo, todo lo que es el caso) con el lenguaje.

La pregunta resultó ser una trampa donde las capacidades explicativas de la concepción del lenguaje propia del Tractatus dejaron ver sus limitaciones. “…si el análisis no puede desvelar la forma lógica de todo lo que es significativo y dice algo, el método filosófico no ha sido bien comprendido ni mostrado. Si, por el contrario, el análisis siempre puede mostrar la forma lógica que comparte el lenguaje con el mundo, el caso del gesto mostraba que era posible la significación y decir algo al margen de la teoría pictórica.” (p. 60)

De hecho, existen varios indicios para afirmar que hubo una ruptura de pensamiento de una a otra obra. Esto se puede intuir al observar la metodología de las Investigaciones Filosóficas. Obra concebida sin un plan claro, asistemática, repetitiva, con ideas deshilvanadas, plagada de ejemplos, escrita a veces en un lenguaje “coloquial”, a veces en un lenguaje “técnico filosófico”. En fin, totalmente diferente a la estructura y a la forma del Tractatus. Concebida en cambio, bajo un cuidadoso sistema de organización de las proposiciones, que sigue una cartografía decimal, ordenada en siete proposiciones principales con sus respectivas subdivisiones, en donde se marca a su vez la explicación de las proposiciones principales y la importancia relativa de las proposiciones “derivadas” o dependientes. Este cambio en el estilo, que decimos, parece un indicio de ruptura, no debe ser tenido como una mera cuestión formal. La concepción del lenguaje en Investigaciones filosóficas estará asociada a una pretensión comprensiva del fenómeno lingüístico, y esa pretensión se revela también en la forma en que se estructura su planteo. En Investigaciones, el lenguaje, y su riqueza funcional, escapa a ser reducido al programa filosófico del tractatus; Wittgenstein sin negar éste, se abre a considerar otros escenarios, otros espacios de juego.

Las ideas principales que soportan la importancia de Investigaciones, son las siguientes:

a. El significado (de una palabra, término, enunciado, expresión) es el uso (el sentido) de la misma en un determinado contexto.

b. Los criterios de uso correcto (elementos definitorios, en una concepción nominalista de significado) no son definitivos, ni tampoco son suficientes para justificar el sentido o el significado (de una palabra, término, enunciado, expresión).

c. El significado solo se puede comprender en la relación existente entre el lenguaje y las acciones, desde una perspectiva dinámica y concreta. Es decir en el marco de un juego del lenguaje.

d. El lenguaje tiene múltiples funciones, en distintos juegos del lenguaje, el significado (de una palabra, un enunciado, un juicio) será su uso específico. Las funciones (básicas) del lenguaje son: describir (en los distintos usos de la expresión describir), ordenar, preguntar. Se podrían enunciar también las de: expresar, dudar, crear, imaginar, etc., entre muchas otras posibles.

e. La interpretación (del lenguaje) supone la comprensión del mismo mediante la identificación de su significado (uso específico), y consiste en una sustitución de términos que tengan en común el mismo significado, es decir el mismo uso específico.


La autora divide el capítulo en 4 unidades: 1. Significado y uso. 2. Síntoma y criterio. 3. Juegos del Lenguaje. 4. El concepto de interpretación.

1. Significado y uso.

El significado de una palabra es su uso en la mayoría de casos en que se emplea la palabra significado. Parágrafo 43 “Para una gran clase de casos de utilización de la palabra ‘significado’ –aunque no para todos los casos de su utilización- puede explicarse esta palabra así: El significado de una palabra es su uso en el lenguaje.”

Las palabras se pueden emplear para un sin número de propósitos, tienen una multiplicidad de usos. No solamente se emplean en oraciones asertivas (como cuando tienen una función nominativa y se plantea la posible identidad entre una palabra y una cosa), sino que con ellas también se puede ordenar (en el sentido de prescribir) o incluso preguntar.

En Investigaciones se soportan al menos 4 tesis sobre el significado: a) significar mediante un signo no está sometido a un proceso interno; b) comprender un signo no es interpretarlo de cierto modo; c) utilizar un signo de acuerdo con una regla no está justificado en razones; d) comprender un signo es haber adquirido la técnica de usarlo. Estas tesis son contrarias a la noción de significado en el Tractatus.

Respecto de la noción de significado en el tractatus, se revalúan tres tesis:

a) La tesis de la pretensión comprensiva del modelo agustiniano, según la cual cada palabra nombra un objeto y a toda palabra le corresponde un significado (soportada bajo el modelo de la teoría pictórica y el isomorfismo entre lenguaje y mundo). Sobre este punto es importante aclarar que Wittgenstein no rechaza la utilidad del modelo, sino que simplemente no comparte su pretensión de ser un modelo comprensivo. Para el caso Wittgenstein emplea el símil de las palabras como una caja de herramientas. El problema sería ver todas las herramientas como si sirvieran para el mismo propósito, bajo la idea de que el (aparente) papel principal del lenguaje es el de desarrollar la función nominativa.

b) La resistencia de la definición ostensiva en el modelo agustiniano. Sobre este punto, Wittgenstein señala que en estos casos la comprensión de la definición no depende del vínculo (esencial) que se establezca entre la cosa (el fenómeno) y la palabra, sino de la forma (contexto) en que se enseña o se usa la definición ostensiva. Igualmente, indica que esta supone también que, a quien se enseña debe estar en condiciones de preguntar por la denominación, “saber qué se está preguntando” y esto supone un dominio mínimo del contexto del discurso.

c) La tesis según la cual es necesario para explicar la significatividad del lenguaje postular objetos simples y nombres simples. Esto, en la medida en que el carácter “simple” o “complejo” no está implícito en los signos (nombres u objetos) sino que es relativo al contexto (lo que cuente como simple en el juego del lenguaje). Aquí utiliza los ejemplos de la expresión ¡losa! (en la cual existen intenciones implícitas), o el de la descomposición en partes de la “escoba” como el palo unido al cepillo.

2. Síntoma y criterio.

Utilizamos ciertos nombres sin un significado fijo y esto no perjudica su uso. X puede ser definido según varias descripciones. Lo esencial y lo inesencial no siempre está claramente separado. (Parágrafo 79)

Criterio: cosas con las cuales decimos que algo es o no el caso, y lo justifican. Se hace la salvedad de que su carácter no es definitivo.

Síntoma: evidencia empírica que da apoyo a una conclusión.

Ejemplo tomado de la medicina:

Y tiene angina: si se encuentra X bacilo en la sangre (tautología): Criterio.
Y tiene angina: siempre que tiene la garganta inflamada (hipótesis): Síntoma.

Sin embargo, podrían ofrecerse N criterios y N síntomas. No hay nada que cuente como mero síntoma o mero criterio de uso correcto fuera de la gramática.

Los criterios de uso correcto no son definitivos porque dependen de un cierto estado del conocimiento. ¿Es lo mismo la angina hoy que hace 200 años? La distinción síntoma-criterio no es científica sino gramatical y depende de los USOS lingüísticos.

Los criterios de uso correcto son internos a la práctica lingüística. En esa medida el criterio de uso correcto NO es sinónimo de todas las condiciones necesarias y suficientes para el uso correcto de un término. Esto podría suceder solamente en el caso de lenguajes formales, en los cuales se emplea la noción de definición como una regla matemática, y donde es posible evaluar la corrección de la las proposiciones (lógica de proposiciones). Pero no es posible en el caso de los lenguajes naturales, pues si fuese así no tendríamos metáforas ni chistes.

El uso correcto de una expresión no requiere siempre estar justificado. La justificación del uso correcto la dan los CRITERIOS, los cuales tienen carácter público y pueden conocerse (actúan como reglas sociales) y son los que permiten que aprendamos a usar el lenguaje correctamente. Pero qué sucede con la expresión ¡siento dolor! ¿Es o no significativa? ¿Existe un uso correcto o incorrecto de la misma? La respuesta a esta pregunta es imposible, pues sobre el punto no existen criterios públicos, compartidos. No obstante, para Wittgenstein sí es significativa. El punto clave es que frente a la misma no se requieren criterios de justificación, entendidos como criterios VERIFICABLES, como si tuvieran que construirse a partir de la función nominativa, o descriptiva del lenguaje. En estos eventos es imposible determinar el significado de “sentir dolor” a partir de un criterio público. El punto se resuelve aceptando que este enunciado no está describiendo algo, sino que está EXPRESANDO, es decir, está desarrollando otra función del lenguaje.

La autora plantea que en esta medida Wittgenstein podría ser considerado un seguidor de posturas constructivistas. Estas posturas se reconocen porque no fijan de una vez por todas el significado de una expresión, sino que están dispuestas a aceptar nuevas razones, nuevas circunstancias que pueden convertir un nuevo uso, en un uso adecuado. Variar el significado, significa variar que cuenta como uso correcto. Igualmente plantea la posibilidad de considerar a Wittgenstein un fundacionalista. En la medida en que no puede permitirse que para todo caso se admitan nuevas preguntas sobre el uso correcto de las expresiones, por la sencilla razón de que si fuese así, las mismas no podrían usarse. Lo que supone una adhesión a las posturas convencionalistas del lenguaje, que se resisten a aceptar el camino de los presupuestos trascendentales para la fijación del significado. Sin embargo, se aclara que esta postura no debe llevarse al plano de los discursos valorativos, en donde siempre serán indispensables las razones.

3. Juegos del lenguaje.

Este concepto parte de presuponer la pluralidad de usos del lenguaje y la existencia de diversidad de criterios. En la relación entre acciones y lenguaje aparecen reglas contextuales y criterios no del todo determinados. En efecto, la falta de precisión en las reglas supone haber rechazado el modelo de la exactitud, y confiar en la filosofía como re-ordenadora de la gramática.

Los juegos del lenguaje ocurren en una infinidad de contextos, para los cuales no hay rótulos ni clasificaciones. El concepto mismo de juegos de lenguaje es abierto, para el mismo no hay definición teórica. El parentesco o parecido entre ellos ha hecho que a todos los llamemos “lenguaje” y aquí aparece también el símil con los “juegos” cuyas “características centrales definitorias” son inasibles. El lenguaje es una actividad gobernada por reglas (o que opera con criterios de corrección). En la medida en que existen pluralidad de usos y funciones del lenguaje, no es ya útil investigar la forma general de la proposición, con la pretensión de “general”. Lo útil será empezar a hablar de los parecidos de familia entre los diversos usos del lenguaje.

En los juegos de lenguaje no falta precisión. La textura abierta de las palabras o de los enunciados no es una “falla” una “dolencia” a ser eliminada o reparada. Ver los ejemplos: “come despacio”, “regresa pronto”, “nos vemos más tarde”, “no trabajes tanto”. (Parágrafo 71)

La extensión de un concepto no es cerrada. De hecho la noción de extensión no es de Wittgenstein, sino que hace parte del juego del lenguaje de la filosofía según el cual se debe utilizar un concepto en el mismo sentido siempre para todos los casos. Juego, dice Wittgenstein, no tan bueno. En cambio, por lo general se estipula se conviene en una definición para un propósito. Cierra con el ejemplo de los “expedientes intocables”, esta expresión solo se entiende en el contexto de su uso.

4. El concepto de interpretación.

El concepto de interpretación es poco mencionado en Investigaciones, salvo cuando se emplea para distinguir entre algunos estados mentales y la actividad de interpretar. Para esto es clave tener en cuenta el concepto de significado en Wittgenstein.

En primer lugar está la diferencia entre comprender (capacidad para usar un símbolo o expresión correctamente) e interpretar. Para lo segundo es necesario lo primero. La tarea de interpretar puede ser entendida como una labor de sustitución de términos; de hecho tener la habilidad de comprender permite la tarea de sustituir. Asimismo si la comprensión previa fue incorrecta, probablemente la sustitución lo será.

En segundo lugar, interpretar no consiste en hacer explícito un significado. Pues el significado (de los términos, palabras, enunciados) no tiene un referente, sino que consiste en el uso. Esto sucede también en el caso de la definición ostensiva, la cual supone el conocimiento previo de la regla de uso.

En tercer lugar, interpretar puede entenderse como traducir. En estos casos se resalta la habilidad de sustituir términos. Hay varios ejemplos, como el de los usos de un diccionario, o el de un lenguaje decodificador. Así mismo se pueden tomar los ejemplos del traductor simultáneo, o del traductor mecánico (piénsese en el de google). En aquel se supone que es necesario comprender primero el uso de los términos, en este es posible que la traducción sea defectuosa, porque no se trata solamente de una sustitución mecánica de términos.

Finalmente, interpretar puede verse también como una formulación de hipótesis. Esto sucede cuando se presentan dudas acerca del significado. Puede suceder que en estos casos exista un problema de comprensión (de las palabras o de los enunciados) y en este caso sea necesario adelantar un proceso de deliberación con el fin de elegir entre alternativas de sentido.

En conclusión interpretar puede entenderse como: a) la explicación del significado, mediante la traducción, el ofrecimiento de definiciones ostensivas o sinónimos; b) como el fenómeno de comprensión cuando se logra directamente la sustitución de términos, como en el caso del aprendizaje de un idioma; y c) como elección, cuando se presentan dudas subjetivas sobre la comprensión, o cuando estamos en presencia de los fenómenos de vaguedad y ambigüedad, caso en el cual, la interpretación dependerá del contexto.


Juan Carlos Upegui Mejía..

1 comentario:

  1. A propósito de Derek Jarman, quien hizo la película de Witgenstein, ademas de algunos videos musicales para bandas famosas como The Smiths; y a propósito tambien de lo que hablabamos en esta reunion sobre ciertos gestos que son bien especiales, aqui esta el inglés Morrissey, de The smiths, ilustrando uno de ellos.
    http://pacificuv.com/wp-content/uploads/2008/06/21morrissey.jpg

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