sábado, 15 de agosto de 2009

RELATORÍA DEL CAPÍTULO III - REALIZADA POR NATALIA RUEDA VALLEJO

WITTGENSTEIN Y LA TEORIA DEL DERECHO
UNA SENDA PARA EL CONVENCIONALISMO JURIDICO
Seminario de Lectura
Por: Natalia Rueda

CAPITULO TERCERO
LAS REGLAS: UNA GRAN FAMILIA

El día 16 de abril de 2009, se realizó la cuarta reunión del Seminario de Lectura, sobre el libro de Maribel Narváez Mora, “Wittgenstein y la teoría del derecho. Una senda para el convencionalismo jurídico”, en las instalaciones de la Universidad Externado de Colombia. El objeto de la reunión fue Finalizar la exposición del segundo capítulo a cargo del profesor Juan Carlos Upegui Mejía y exponer y comentar el capítulo tercero, “Investigaciones filosóficas. Una concepción comprensiva del lenguaje”. La exposición estuvo a cargo de Laura Zambrano.

La metodología utilizada dar lectura a la ponencia presentada solucionando las preguntas, y haciendo observaciones y comentarios, que a propósito de ella fueran surgiendo.

La exposición comenzó anotando que en este capítulo la autora hace un estudio de las reglas en el trabajo filosófico de Wittgenstein con la pretensión de abordar lo relativo a cómo entender las reglas a partir de su uso, y cómo integrarlas al mundo del lenguaje; surgen entonces los interrogantes de los cuales se ocupará Wittgenstein: ¿Cómo entender una regla? ¿Qué es frente a la regla su formulación o su expresión? ¿Qué relación existe entre regla y expresión de la regla? ¿En qué consiste seguir una regla? Serán respecto de estos interrogantes que se atribuirán los matices esencialistas y escépticos.

Sobre la formulación esencialista se afirmó que pretende señalar que existe diferencia entre la formulación de la regla y la regla misma; por tanto desde esta formulación pareciera que se quieren entender las reglas como entes abstractos, buscando sólo describirlas.

Ante esta formulación, se precisó la posición de Wittgenstein en el sentido de que su estudio es de tipo filosófico gramatical, no ontológico. Se anotó que entenderlas ontológicamente lleva a cosificarlas y entenderlas como una entidad abstracta; el llamado de Wittgenstein es a ubicar las reglas dentro de los juegos del lenguaje, a contemplarlas desde una perspectiva dinámica que permita clasificarlas a partir de los usos, de su función y de esta forma se puede hablar por ejemplo de reglas que prohíben o de reglas que permiten.

La expositora aclaró que las reglas son una gran familia, pero Wittgenstein se quiere ocupar de las reglas del lenguaje porque los juegos del lenguaje tienen unas reglas, esto sin perjuicio de reconocer que las reglas de juego o las reglas del derecho, o cualquier otra regla se pueden formular a través del lenguaje.

Frente a la pregunta ¿Qué es seguir una regla? Se describieron los dos modelos que intentan responderla y que generan una disputa entre regularidad y comunidad, remiten al concepto sociológico de institución en tanto que según la autora mientras el primer modelo (de la regularidad) no reconoce las reglas como instituciones mientras el otro modelo sí. A propósito del concepto de individuo aislado, que es el que permite reconocer el problema de la institucionalidad (según la autora), se ofreció el ejemplo de Robinson Crusoe señalando que a pesar de su aislamiento, este fue posterior al conocimiento de las reglas; a ello se opuso el planteamiento de Spinoza sobre que el hombre que se cría entre lobos es lobo.

Se dijo que al enfrentamiento de los dos modelos, Bloor ofrece una respuesta señalando que no hay una oposición real entre regularidad y comunidad, en tanto que la regularidad es una consecuencia de lo que se da primero en la comunidad. A este respecto, se concluyó que la autora del libro está enfrentándolos cuando realmente no existe un conflicto abierto, expone el estado del arte de los problemas no existiendo. Así, el problema es el del aislamiento del hombre porque no existe, este es un evento posible a partir del cual se crea una teoría, pero el evento no es posible.
Se aclaró que para la regularidad sólo se necesita la regla mientras en la comunidad se necesita el consenso, cuya utilidad radica en actuar como mediador entre la regla y la verificación de su seguimiento. Se planteó que con cualquier regla se debe acudir a su contexto y surgió la pregunta acerca de si pueden existir reglas individuales; el profesor Upegui ofreció el ejemplo del Barón rampante de Calvino:

“Cosimo Piovasco di Rondò, a sus doce años, es el heredero de la baronía de Rondò, un territorio situado en la frondosa Liguria del siglo XVIII. Como actitud rebelde ante el mundo de los mayores, se niega a comer caracoles (en realidad, se niega a compartir mesa y mantel con los mayores) y deja a su familia con tres palmos de narices: su hermana mayor, una auténtica freakie avant-la-lettre; su hermano pequeño, cronista "imparcial" en primera persona de esta historia; su padre, un sinsustancia eclipsado por su señora esposa, una prusiana de modales prusianos; su tío, un abogado e inventor que residió en el Imperio otomano y que siempre viste a la turca... Contra este estado de cosas clama Cosimo encaramándose a un árbol y adoptando la decisión de no bajarse jamás... Lo cual cumple escrupulosamente. […] se erige en amo y señor de los bosques de la zona, y queda marcado por un temprano amor platónico (más tarde, carnal, muy carnal), la rubita Viola Ondariva, que le hace reafirmarse en su idea de permanecer por siempre jamás en lo alto de los árboles.
“Sin embargo, […] permanece completamente integrado en su sociedad, en su comunidad. La población aprende a aceptar las excentricidades del joven barón, que no deja de ser el mismo que organiza un servicio de extinción de incendios, que salva a sus súbditos
[…] de un temible bandido, que repele una invasión pirata y, en fin, que introduce en la región los saberes enciclopédicos y la francmasonería. Desde lo alto de los árboles, Cosimo se asea, caza, ama, lee, diserta: es uno más […]*”.

Se concluyó entonces que ante la pregunta ¿Cuándo estamos en presencia de que se sigue una regla? Los colectivistas acudirán al elemento externo de la comunidad mientras los regularistas se referirán a la relación interna entre la regla y su aplicación; se ratificó que no puede existir un lenguaje privado, ya que en el escenario de las reglas del lenguaje se requiere de la comunidad porque el lenguaje demanda comunicación, por ende se necesita otros.
A propósito de la relación interna, la expositora explicó que entre el enunciado y su expresión existe una conexión inescindible, para esto, ofreció un ejemplo matemático contenido en el texto, donde f(x)= 2x es la expresión de una regla y la regla es multiplicar por 2. De esta forma, la regla existe y se expresa a través de formulaciones, teniendo la posibilidad de ser aplicada; hay identidad entre la regla y su formulación. Sobre este asunto se suscitó un debate acerca de la importancia o necesidad de referirnos a la relación interna entre de las reglas y los casos de aplicación, sobre esto se siguió discutiendo a lo largo de la exposición tratando de dar respuesta. Antes de continuar con la exposición se señaló la crítica de Kripke sobre que muchas veces se acuda a elementos externos para justificar o explicar la relación interna que se expuso.
Se dio paso a la discusión sobre la formulación escéptica (the Wittgenstein paradox) y se dijo que Kripke trata de atribuírsela a Wittgenstein afirmando que a lo largo de su investigación se encontró con una serie de dificultades, que hacían en el fondo que Wittgenstein sostuviera una postura escéptica respecto a las reglas.
Kripke sostiene: “es imposible que existan reglas –se conciban como se conciban-”. Postula que una regla no puede determinar ningún curso de acción, porque cualquier curso podría hacerse coincidir con cualquier regla; para demostrar esto utiliza una regla matemática, en el entendido de que lo que se obtenga, se podrá aplicar por extensión al campo del lenguaje. El ejemplo es el de la regla de la adición de dos números enteros positivos en el que cualquier respuesta que se ofrezca estará siempre injustificada, porque no tendríamos forma de demostrar que el resultado propuesto sea efectivamente la respuesta; frente a esto se dijo que la regla se nos ofrece a través del signo (+) que implica la adición, pero existe el problema de demostrar que lo que se hizo fue sumar y no otra cosa, Laura recordó que bien podría decirse que lo que hubo fue una cuadición o una crazyción; pero surge el problema que reitera la paradoja y es que no se puede acudir a un elemento externo para establecer la relación interna entre la regla y su formulación.
Con estos elementos se puede hacer una traspolación del lenguaje matemático al mundo del lenguaje, así, no es posible la existencia de un hecho que permita probar que el uso actual de una expresión, sea el mismo que se ha usado otras veces, que se usa con atención a la regla aplicándola correctamente. Esto nos llevó a recordar los criterios de uso correcto y nos preguntamos ¿Por qué la autora titula las reglas: una gran familia? ¿Cuándo hay un criterio de uso correcto? ¿Por qué se habla de regla y relación interna? ¿Cuándo se está ante el seguimiento de una regla? ¿Cuándo se verifica que se sigue correctamente?
Entonces se señaló nuevamente que la regla no se expresa como tal sino que se expresa a través de formulaciones, es decir, uno no camina y se encuentra a la regla “no matar” sino su formulación; ahora bien si a las 7:00 p.m. el profesor Upegui dice: “es de día” puede considerarse una afirmación correcta independientemente de si se verifica o no, o si le dice a Ángel: “venga Javier, ¿usted por qué dice eso?” también puede considerarse correcta aunque él no se llame Javier. Esto no sucedería si el profesor Upegui dijera: “sol que reloj noche almuerzo corra dormir”, este es el ejemplo de un uso incorrecto del lenguaje porque no está comunicando nada, no describe nada y no es posible verificarlo. Así, se reiteró que para la comprensión de esto, debía recurrirse a la relación interna entre la regla y su formulación, pero persiste el problema de cómo establecerla sin acudir a elementos externos, desde la opinión de Kripke.
Finalmente se dijo que la posible respuesta a este problema estaría en la conclusión del capítulo que se trabajaría en la siguiente sesión.

* Tomado de: SANTIAGO, Juan Manuel: Lecturas nostálgicas. [en línea:] http://www.bibliopolis.org/resenas/rese0074.htm [consultado el: 2o de abril de 2009]

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